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Buen día. Hoy, esto es lo importante:

Las elecciones y los espejismos de la economía

Imagen creada con IA (Gemini).

A lo largo del ciclo de elecciones provinciales que comenzará el próximo domingo en Chaco, Salta, Jujuy y San Luis, la economía será el escenario que irá orientando resultados y estableciendo una serie de espejismos que el electorado deberá –o al menos debería, ojalá…– discernir. En el fondo, ¿hacia qué país nos llevan un poco de la mano y mucho a empujones?

Entre esos espejismos se destaca la calma forzada del dólar. También, una inflación de abril muy influida por el intervencionismo oficial, que pese a la devaluación light pactada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cerraría por debajo del 3,7% de marzo y, fantasean Javier Milei y Toto Caputo, acaso hasta resulte inferior al 3%. Uno más, la baja del riesgo país posterior al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por ahora insuficiente para volver al mercado a refinanciar los abultados vencimientos de deuda que se acumularán desde el año que viene.

Y uno más, el más relevante: el crecimiento de la economía. Milei sigue imaginando "pedos de buzo" y tortura la aritmética de modo de convertir el aumento interanual de la actividad del 5,5% de febrero –de por sí capcioso– en un 10% tan misterioso como el canil de Conan en Olivos.

Ensalada de números

La reciente difusión del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de febrero por parte del INDEC llenó de fervor al Gobierno. El rebote de 5,7% interanual, aun desigual y fragmentado, se ubica en línea con la expectativa de crecimiento oficial para todo el año y del 5,5% trazado por un FMI.

Sin embargo, todas las próximas comparaciones interanuales tendrán como puntos de referencia los pozos de la actividad generados por la megadevaluación de diciembre de 2023. Así, es natural que toda contrastación arroje números desmesurados.

Ese crecimiento debería ir amesetándose mes a mes, conforme la comparación comience a realizarse con períodos del año pasado menos exangües.

"Para 2025 estimamos un crecimiento en torno al 5% anual, apalancado en un arrastre de 3,6 puntos porcentuales. Punta a punta, esperamos un crecimiento del 3% anual", dijo en su último informe la consultora LCG, prescindiendo de artificios estadísticos.

Las fórmula de la felicidad

¿Cuáles serían los vectores del crecimiento en el mediano plazo, cuando se termine de normalizar la situación tras el atentado devaluatorio de diciembre del 23 y, acaso, cuando acontezca y decante una eventual tercera devaluación, posterior a las elecciones de octubre?

Vale recordar la fórmula básica que da cuenta del crecimiento del producto bruto interno (PBI): Y=C+G+I+X-M. Y es el ingreso (el PBI), C el consumo, G el gasto público, I la inversión y "X-M" el saldo resultante de las exportaciones y las importaciones.

El modelo de Milei apuesta a reemplazar el consumo –tradicionalmente el 70% del PBI– por la inversión como motor del crecimiento.

Entonces, el primero debería permanecer en estado de languidez debido al ajuste que impacta sobre los salarios en el Estado y a la decisión oficial de pisar las paritarias privadas para que los salarios se alineen –a la baja– con la inflación esperada y no con la pasada.

El gasto público muere en el altar del ajuste perpetuo.

La inversión será cosa de privados porque el Estado se retirará de casi todo y porque insistirá en la insólita, sin precedentes mundiales, cancelación de la obra pública.

¿Pero para qué invertir si el consumo doméstico no promete gran cosa? ¿Para exportar?

Las exportaciones crecerán en el corto plazo –y así está ocurriendo– por el auge de Vaca Muerta y por la reducción de retenciones al campo, que expirará, dijo el Presidente, con el fin de la campaña sojera a fin de junio. Por lo demás, el dólar baratísimo alienta más las compras que las ventas al exterior.

El crecimiento, como proceso sostenido, se queda sin motores suficientes.

Aun con sus avances importantes, con el petróleo y el gas por ahora no alcanza, sobre todo tras la triste cancelación del proyecto más ambicioso, la planta y puerto de 30.000 millones de dólares para la exportación de gas natural licuado (GNL) que, por capricho de Milei, pasó de Bahía Blanca a Cerro Colorado y de ahí, a ninguna parte. Y con el campo, se sabe, tampoco es suficiente.

Incluso con lo abusivo de sus cláusulas, el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) genera algunas iniciativas en los sectores esperables, pero, por ahora, nada que rompa el molde.

Como te conté días atrás, no deja de llamar la atención la salida de grandes jugadores internacionales del Dorado de Vaca Muerta –Petronas, Exxon Mobil y TotalEnergies– y su reemplazo por actores locales, de menor porte y capacidad de inversión.

Dibujando el futuro

Hace poco más de un año, un poco jugando, te sumé a la lotería de los dibujos que trazaban los especialistas para darle forma a la salida de la recesión que, casi como un fenómeno físico, en algún momento se daría.

El Gobierno hablaba de una V –caída y recuperación igualmente abruptas y veloces–. Los moderados una pipa de Nike, esto es una caída fuerte y una recuperación suave en el tiempo. Otros más escépticos, de una U –caída, arrastre más o menos prolongado por el suelo y después, crecimiento. Y los más pesimistas de una L –caída y estancamiento a perpetuidad–.

Te propuse entonces, en cambio, la imagen de una raíz cuadrada invertida: caída severa inicial, rebote rápido pero limitado, y luego un tiempo de crecimientos y caídas en torno a un eje relativamente plano.

Todas esas figuraciones –que sólo eso son; también la de desPertar– aún están por verse en el tiempo, pero llama la atención la curva que van dibujando los ingresos populares, materia prima básica del consumo aún dominante en la estructura económica nacional.

Si imaginás el promedio entre lo que muestran los salarios formales privados, los estatales y los no registrados… Sí, una raíz cuadrada invertida.

En busca de un sueño

Más allá de los desbarajustes de los ingresos, el consumo y el crecimiento, el ajuste, que para satisfacción del Gobierno "seca la plaza de pesos" y hace que ni siquiera se vendan fideos, plantea otro límite, verdaderamente severo, al aumento de la actividad.

Si no hay pesos, que haya dólares, dice Toto Caputo, quien anticipó "una sorpresa" para que los atesorados "en los colchones" salgan a inyectar savia a una economía bimonetaria.

Esto supone la reaparición del mantra dolarizador de Milei, algo sobre lo que tantas veces veces te insistí: un dogmático puede cambiar de dogma, pero nunca convertirse en un pragmático. Así, la obsesión verde del Presidente pasó de dolarizar sin dólares –algo que sostenía en la campaña y por suerte no realizó, ya que habría generado un incendio hiperinflacionario– a una "competencia de monedas" que impondría la divisa estadounidense en un proceso silvestre, a la venezolana. ¿Podrá hacer él lo que efectivamente "consiguió", de modo poco envidiable, Nicolás Maduro?

La monetización de la economía con los dólares ahorrados por los argentinos implica varios asteriscos.

Uno, que esos dólares están, más que en los colchones, en cajas de seguridad y en cuentas y colocaciones varias del exterior. Esto desvela el hecho de que quienes podrían volcar esos recursos –unos 250.000 millones de dólares, dicen las estadísticas oficiales– no son precisamente los mayores demandantes de fideos, lo que obliga a estos a pararse bien abajo de la pirámide del derrame.

Dos, para los otros, sus verdaderos dueños, vuelve la pregunta: ¿invertir en qué y para qué? Lo de la clase media en procesos de encogimiento es más claro: el destino es seguir gastando ahorros –stock– para sostener, por el tiempo que sea posible, un nivel de consumo perdido en términos de ingresos –flujo–.

Una tercera cuestión es que quienes tienen tanto pesos como dólares han demostrado que prefieren gastar los pesos –el "excremento", según Milei– y seguir atesorando los dólares. La falta de sex appeal del "dólar Diarco" expresó rápidamente ese hecho.

Para salir de ese pantano de desinterés por quemar ahorros o invertirlos en opciones de rentabilidad dudosa, el Caputo que sí es ministro deberá extremar su creatividad.

Las cartas de Toto Caputo

"'El Ministerio de Economía y la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) están trabajando aceleradamente para facilitar el uso de dólares’ (…). Sucede que el Gobierno no quiere emitir pesos y, según dijo el primer mandatario, la economía crecería a tasas de 8% en el segundo semestre, de donde se necesitará más dinero", escribió Liliana Franco en Ámbito.

Según Página |12, Caputo "prepara incentivos que incluyen rebajas, impositivas en las que trabaja el ARCA, y poner en marcha todas las herramientas que la tecnología financiera es capaz de brindar, como los pagos (en dólares) a través de códigos QR".

Más detalles anticipó Santiago Fioritti en Clarín. Dijo:

"No importa si los acumularon durante años con compras hormiga en el mercado negro, si alguien se los regaló o si los obtuvieron haciendo algún trabajo lícito cuyo ingreso nunca declararon. Los argentinos que tengan dólares apilados debajo del colchón podrán usarlos libremente para comprar electrodomésticos o para depositárselos a una concesionaria a cambio de un auto cero kilómetro. Incluso, los podrán utilizar para adquirir un terreno y construir una casa en un country. No habrá que pagar multas ni hacer una declaración jurada ni se dispondrán topes para el gasto.

  • "Estos detalles, junto a otros que se mantienen bajo siete llaves y que podrían ser polémicos y hasta judicializables, forman parte de un complejo plan que el Gobierno prepara para tratar de impedir que la falta de pesos, propios del inédito ajuste que hizo la administración libertaria, enfríe la economía. 'Queremos cambiar radicalmente los patrones del consumo, que se termine el miedo a ser perseguido –dicen en la cima del poder– Será el final de la pregunta maldita en los bancos y de la vieja AFIP... ¿De dónde sacaste esta plata?’".
  • Si eso se confirmara –atención: no hubo ninguna desmentida en forma de amenaza de Milei o de Los Picantes del Palacio de Hacienda, y sus respectivos troles, al periodista–, Argentina entraría en terreno fangoso.

Por un lado, porque consagraría una suerte de blanqueo eterno, sin penalidad alguna y con un asombroso laissez faire en materia de controles oficiales.

Por el otro, dado lo anterior, el país podría caer bajo la mira del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que busca acorralar los paraísos internacionales para la evasión y el lavado de activos.

Hace prácticamente un año, Milei ya anticipaba esas ideas en un diálogo con Alejandro Fantino.



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El Comunicador de Zona Norte



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