"Jehová dijo a Moisés: 'Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe'. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto por tres días. Ninguno vio a su prójimo ni nadie se levantó de su lugar en tres días, mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones".
Éxodo, 10:21-23
Javier Milei gusta de compararse con Aarón y a su hermana Karina, El Jefe, con Moisés. Sin embargo, dado el modo en que se golpea con las paredes del despacho oscuro que lo cerca, debería pensarse en realidad como el faraón del Éxodo, sometido a la plaga de las tinieblas. En efecto, el Presidente no ve hasta dónde puede llegar el escándalo de las coimas, no sabe qué cabezas cortar para frenar la saga y no atina a ensayar ninguna explicación que no lo deje peor parado que antes de darla.
Conforme pasan los días y se amontonan los presagios, el golpe al corazón ultraderechista que constituye el Karinagate pone cada vez más en crisis el precario esquema del poder, basado en un núcleo minúsculo que no tiene inserción propia en ningún factor de influencia real y, para peor, que está en guerra consigo mismo.



