"Ni un peso va a la calle" fue la consigna que ayer buscaron viralizar Los Picantes del Palacio de Hacienda. La referencia aludía a la licitación extraordinaria de deuda que realizó el Tesoro, destinada a retirar del mercado los 5,8 billones de pesos que habían quedado libres tras la fallida oferta del miércoles de la semana pasada.
Como te conté, el peligro de que esa suma fuera carne de corrida cambiaria llevó al Gobierno a ponerle un "cepo" al peso, incrementar en cinco puntos porcentuales los encajes bancarios –dinero inmovilizado en el Banco Central–, subir severamente las tasas de interés, imponer una serie de restricciones y multas a las entidades y ofrecerles –es un modo de decir, porque en verdad se trató de una obligación– nueva deuda para remunerarlas por ese pasivo excedente.



