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Cuando, para devorarse a las derechas tradicionales y autopercibidas como republicanas, Javier Milei y su guionista Santiago Caputo –algo venido a menos, pero guionista al fin– decidieron inocularle al proyecto paleolibertario el virus del antiperonismo, mayormente ausente en la victoria de 2023, omitieron un par de detalles. Por un lado, que el énfasis en atribuirle la decadencia económica y social del país al "populismo" obligaba al oficialismo a mostrar resultados sólidos y a largo plazo. Por el otro, que achacarle a ese sector el monopolio de la corrupción no sólo era una zoncera, sino que suponía el riesgo de poner en primer plano la vieja llaga de la democracia nacional, algo que, dadas ciertas desprolijidades propias, podía convertirse en un tiro por la culata. ¿Llegó esa hora?
Las tensiones en el mercado cambiario –otra vez fuertes ayer, con cotizaciones que treparon alrededor de 2% y superaron los 1.300 pesos– comienzan a generar preguntas sobre un posible rebrote de la inflación en la recta final hacia las urnas. ¿Se producirá eso o la debilidad del consumo le pondrá un freno? Mientras, conformando un combo de cuidado, una serie de balas malolientes olor pican demasiado cerca de importantes despachos oficiales.
El ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona fue filmado en lo que, a falta deaclaraciones, podría interpretarse como un posible acto de tráfico de influencias; los nombres de Javier y Karina Milei empiezan a aparecer profusamente en los expedientes estadounidenses del Libragate; la figura del enigmático entornista Leonardo Scatturice –ya mencionado en el escándalo del equipaje prolijamente omitido por la Aduana– se suma a las de presuntos socios de Martín Menem en la recepción de lucrativos contratos con el Estado, y hasta reaparece la sombra del valijero Edgardo Kueider.
Es como si, además de Santiago Caputo, la Argentina tuviera otro guionista, todavía más deletéreo que él, escribiendo en las sombras.
El eventual traspaso a precios de la tendencia devaluatoria que mostró el peso a lo largo del mes que termina puede ser más tema de especialistas que de hombres y mujeres de a pie. Aunque es inevitable que suceda en algún momento, sobre todo si la suba del dólar se hace inmune a las supertasas recesivas de Toto Caputo, se vuelve más clara en las próximas semanas por la falta de oferta del complejo sojero y se consolida después de las elecciones por dictado del Fondo Monetario Internacional (FMI), de hecho, eso hasta ahora no ha ocurrido.
Fuente: Rava Bursátil.
Así, la percepción social de una estabilidad incipiente pero valorada pone sobre la mesa otras preocupaciones de la ciudadanía.
La narrativa del nuevo antiperonismo de la extrema derecha gobernante encontró un asa a la que aferrarse cuando la Corte Suprema dejó firme el fallo de la "causa Vialidad" contra Cristina Fernández de Kirchner, la mandó presa a San José 1111 y la sacó de la cancha electoral. Fea ecuación: casi tanta gente la considera efectivamente culpable como la que desconfía profundamente de los sesgos del Poder Judicial.
Con el IPC sosegado, dos encuestas frescas vuelven a mostrar que la corrupción es un tema prioritario de inquietud social.
Según una realizada por Opina Argentina –4 a 6 de julio, 1.829 casos a nivel nacional, metodología online y margen de error de +/- 2,2 puntos porcentuales–, "con la inflación más controlada, la corrupción y el desempleo se afirman como los principales problemas percibidos del país. La sensibilidad sobre las problemáticas varía según la identidad política, con los oficialistas más atentos a la agenda de corrupción (38%) y los opositores, más preocupados por la desocupación (48%)", explica esa consultora
