"Econochantas", "mandriles", "burros" y, si son del mismo palo –los peores de todos–, "libertarados". Es conocido el modo en que Javier Milei destrata a los analistas que cuestionan sus políticas y que, si equivocan sus pronósticos, es en buena medida porque no terminan de imaginar hasta qué punto él es capaz de cambiar de objetivos y discursos. Sin embargo, el Presidente y Toto Caputo se suman ahora a la lista de "pifiadores seriales" porque las previsiones que realizaron al cargarle al país deuda nueva con el Fondo Monetario Internacional (FMI) chocan con la dura realidad. La piedra es una vieja conocida: dólar y reservas.
"Este programa, entre Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, BID y un repo del Banco Central asciende a 32.000 millones de dólares, de los cuales 19.600 millones serán desembolsados de modo inmediato. De esta manera, para el mes de mayo, las reservas brutas del Banco Central estarán en torno a los 50.000 millones de dólares", aseguró, solemne, el jefe de Estado el viernes 11 de abril al anunciarles a los argentinos la nueva carga que pesará sobre las próximas generaciones.