Sensibles y chillones –ojalá que nada más–, los funcionarios más encumbrados del Gobierno necesitan mimos. Más aun: que sus críticos les pidan perdón. Así lo reclamó Toto Caputo días atrás, cuando alegó que la devaluación del peso no fue tal cosa por más que el dólar efectivamente haya subido –desde el lunes 14, un 7,5% moderado, pero concreto–. Y así nos lo exigió ayer a los periodistas el propio Javier Milei.
Decir que es el Presidente quien debería pedir algún tipo de disculpa por las chapucerías de su apasionada prosa tuitera sería una chicana sin valor. Más serio es señalar que su "mensaje a los periodistas" se dirigió, así planteado, a la totalidad del sector, lo que suscitó una pregunta: ¿de qué modo catalogará a la legión de comunicadores que apoyan sentidamente su gestión de extrema derecha?
Milei acusó a los hombres y mujeres de prensa de generar una "montaña gigante de mentiras, calumnias e injurias", de "llorar" cuando él les responde –con insultos y bajadas de línea a la perrera que lo secunda en las redes sociales– y de "soberbia y ego desaforado". Vaya atrevimiento.
"Si no empiezan a pedir perdón, cada día valdrá más la frase 'la gente no odia lo suficiente a los periodistas'", remató, subrayando algo que comentamos justo ayer el Presidente no se arrebata, sino que sigue un guion escrito por otros extremistas de derecha antes que él y, al hacerlo replicar como un virus, busca instalarlo como un eslogan.