UN LARGO CAMINO A CASA
Ni factores políticos ni protocolares le impiden a Bergoglio la visita. El historial clínico es el condicionante principal. Internación y suspensión de agenda.
desde la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, el Gobierno y la Iglesia realizaron los trámites diplomáticos necesarios para incluir a la Argentina en la agenda papal de viajes internacionales.
Bergoglio, quien partió a Roma en marzo de 2013 para el cónclave que lo proclamó papa, nunca volvió a su país natal. El regreso, anhelado por la feligresía y autoridades religiosas, fue postergado en varias ocasiones. Ahora, su salud aparece como el obstáculo principal.
El Vaticano informó este viernes que Francisco, de 88 años, atraviesa una infección respiratoria que lo obligó a recibir tratamiento hospitalario y a suspender su agenda del fin de semana, en la que tenía actividades vinculadas al Año Jubilar que está celebrando la Iglesia.
“El Santo Padre, tras la persistencia de la bronquitis de estos días, se sometió a unos análisis especializados y comenzó la terapia farmacológica hospitalaria”, indicó la Oficina de Prensa de la Santa Sede en un comunicado.
El historial médico del papa preocupa. La bronquitis que lo afecta no es nueva y ya requirió de hospitalizaciones previas, como en marzo y noviembre de 2023. En ambas ocasiones, sus dificultades respiratorias lo obligaron a cancelar compromisos, incluyendo su viaje a Dubái por la COP28.
A esto se suman otros episodios médicos: en junio de 2023, fue sometido a una cirugía por una hernia abdominal y permaneció nueve días internado en el Policlínico Gemelli de Roma. En 2021, estuvo hospitalizado durante diez días por una operación de colon.
El pontífice enfrenta, además, problemas crónicos en la rodilla que lo obligan a desplazarse con bastón o en silla de ruedas, una limitación que descartó tratar con cirugía debido a su mala experiencia con la anestesia general.
Las complicaciones médicas no sólo afectan su movilidad, sino también su resistencia a la intensidad de un viaje internacional. La agenda de un pontífice en el exterior es extenuante, con compromisos protocolares y litúrgicos múltiples que demandan energía y resistencia.
En este contexto, la posibilidad de que Francisco visite la Argentina en 2025 se vuelve cada vez más incierta.
Más allá de los gestos políticos y los esfuerzos diplomáticos, la decisión final dependerá de su evolución médica. Mientras tanto, gran parte de la comunidad católica argentina reza por su pronta recuperación y sigue esperando un regreso que, por ahora, se ve lejano.
En los casi 12 años de papado, Francisco realizó 47 viajes apostólicos fuera de Italia y estuvo en 66 países, pero la visita a su tierra sigue en la agenda de pendientes.
El argentino se fue de Buenos Aires a Roma en marzo de 2013 y nunca regresó, pese a que estuvo varias veces en Sudamérica: en Brasil en 2013, en Ecuador, Bolivia y Paraguay en 2015; en Colombia en 2017 y en Perú y Chile en 2018.
En el debe francisquista quedan Uruguay y Venezuela, además de Argentina.
No fue el caso de sus antecesores. Joseph Ratzinger visitó Alemania en dos oportunidades, una fue en septiembre de 2005, al poco tiempo de ser proclamado Benedicto XI, y la otra en septiembre de 2011.
En los casi 26 años de pontificado de Karol Wojtyla, Juan Pablo II visitó Polonia en tres ocasiones: en 1979, en 1983 y en 1987.
https://youtu.be/b5Yyfh7TanI